domingo

¡Oh Elbereth!

Blind Guardian - Lord of the Rings.mp3
LOTR (OST movie) - Rivendell.mp3

Hace dos semanas estuve encerrado en casa por recomendación de mi doctorcita linda. Aprovechaba para revisar el cuchitril que es mi cuarto e intentar ordenarlo. Me encontré con música, apuntes de libros y artículos, cartas oxidadas y sin valor, cremas que vencieron hace mil años, grabaciones en cassettes, partituras que nunca a aprendí a leer... en resumen, toda clase de objetos dignos del Hogar de los Mathoms. Pensé que no podía aburrirme más, pero no sucedió así. Una luz de la llama de Anor iluminó la resequedad dicromática de mi alcoba. Encontré a Tolkien empolvado, y su pasta dorada, como una fuerza intempestiva, se manifestó, seductora y terriblemente, atrayéndome a él sin posibilidad de retorno. Y junto a él, una apoteósica era tan cercana y lejana a la nuestra. Una revolución, según C. S. Lewis. Un inicio tan desalentador como lo es la imaginación, tan fabuloso como un cielo despejado, tan inhóspito como el bien.

No me despego de él, y, como me dijo alguien, me aferro de modo autista a algo más que ayuda a creer que existe algo mejor: ¡Oh Luz para nosotros, peregrinos en un mundo de árboles entrelazados!

1 comentarios:

Solange dijo...

hasta ahora no leo esos libros.. [sólo tengo uno T-T]

es una historia que jamás deja de atraer

bi japi (:

 
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